Hola,
me llamo Gaspar Evelio Cascón Schwarzenlander, tengo 12 años y formo parte del equipo de We-One, un fabricante de tablas de windsurf. En abril tuve la oportunidad de participar en un evento muy especial: el Prince of Speed World Championship, en La Palme, un lugar en la costa mediterránea francesa, conocido por sus fuertes vientos.
Poco antes de la competición, solo pude probar mi nueva tabla de velocidad en un único día con buen viento. Aún así, me sentía preparado.
El primer día de competición estaba bastante nervioso. En esta disciplina del windsurf, se trata de recorrer una distancia recta de 500 metros a la mayor velocidad posible. Suena fácil, pero no lo es: hace falta mucho valor para montar una vela grande con viento fuerte cuando tu cabeza te dice: “con una más pequeña iría más cómodo”. O para navegar a gran velocidad muy cerca de la orilla, donde el agua está más plana, pero tu instinto te advierte: “si la aleta se engancha a más de 60 km/h, estás perdido”. Sin embargo, una vez que tomas velocidad, todo lo demás desaparece.
Mi primera manga fue genial: alcancé una velocidad máxima de 34,45 nudos (unos 63,8 km/h) y mantuve una media de más de 61 km/h en 500 metros. ¡No es nada fácil con una tabla tan pequeña!
Los días siguientes hubo poco viento. Pero, el último día, el viento volvió con fuerza… ¡y yo también! Empezamos temprano, a las 9 de la mañana, y logré mi nuevo récord personal: 36,16 nudos, ¡casi 67 km/h sobre el agua! Una sensación increíble.
En la ceremonia de clausura, conseguí el tercer puesto en la categoría U21, lo cual fue un gran logro para mí. Además, fue genial contar con el apoyo de auténticas leyendas del windsurf – deportistas que hasta ahora solo conocía por Instagram o YouTube –, quienes me dieron consejos valiosos y me ayudaron con el material.
Espero que os haya gustado mi historia. ¡Quizás os animéis también a descubrir qué se siente al “volar sobre el agua”!